viernes, 22 de mayo de 2015

Bares qué lugares. Cerveteca Lisboa. Lisboa #1

He ido no pocas veces a Portugal y más concretamente a Lisboa: una ciudad que me gusta demasiado, con mucho carácter y personalidad propia y en donde comer bien un buen bacalao cocinado de mil maneras es uno de los placeres de la vida que por supuesto no se pueden obviar.

Esta vez el viaje a Portugal era con motivo de un encuentro de coleccionismo organizado por Celce los días 1 y 2 de mayo. Como si no tuviéramos sitios donde celebrar en España reuniones nos vamos al país vecino. Pero como ya he dicho esto no era mucho problema para mi. Tenía ganas de viajar con toda mi "prole", el encuentro de coleccionismo era secundario. Lo principal pasar un par de días fuera de casa, paseos por el casco antiguo de Lisboa, visita al Oceanario,... Todo genial, como así fue a la postre.

Con todo y con eso tuve tiempo de escaparme la noche del sábado y poder visitar el que dicen mejor bar cervecero de todo Portugal: Cerveteca Lisboa.

Cerveteca Lisboa está situado en el Barrio Alto de Lisboa en la Praça das Flores, 62. Debido a la mala situación de nuestro hotel con respecto a la cerveceria no tuve más remedio que ir en taxi. Más parecido a un rally que otra cosa. La Praça das Flores es muy pequeña y la alta aglomeración de coches aparcados la hacen aún más. No fue nada fácil sacar una foto de la fachada del local pero la imagen es lo que hay.



Dentro del local la decoración es moderna. Con paredes en blanco, iluminado con originales lámparas realizadas con botellas vacias, pocos cuadros pero con muy buen gusto y todos ellos relacionados con la cerveza y estilos cerveceros. A la izquierda nada más entrar hay una nevera y unas estanterías. En ellas se pueden encontrar una alta presencia de cerveza norteamericana (Stone), nórdica (To Øl, Mikkeller), europea (De Molen) pero también alguna micro portuguesa: Letra, Maldita, Passarola,...


Al fondo del local está la barra quedando al lado derecho un amplio espacio en el que hay mesas y banquetas bajas, todo ello muy propenso para buenas conversaciones y además ayudado por el nivel de música. El local tiene un total de 11 grifos. Cinco de ellos dedicados a cervezas más comerciales como puedes ser: Samual Smith, Budweiser, Triple Karmeliet, Einsiedler Schwarz, Weihenstephan,...

Los otros seis grifos están situados al otro extremo de la barra, al lado izquierdo según se entra y se pueden ver cosas ya más interesantes de cara a agradar el paladar de un 'beer-geek': To Øl, Mikkeller, Dugges, Oud Beersel. Se me puso fácil si bien me hubiera gustado probar alguna micro portuguesa y ya teniendo que elegir me hubiera gustado probar la Passarola IPA en barril de mi buen amigo 'ratebeeriano' André Gonçalves que tanto me agradó en botella.


Había que comenzar por una cosa leve y refrescante así es que de primeras me decidí por la Mikkeller Simcoe Session IPA. Sin parecerse a una de las mejores IPAs que bien recuerdo de Mikkeller me ayudó para entrar en faena. Sus notas frescas lupuladas a pomelo y toques cítricos me agradaron bastante. La segunda por quitarme las más ligeras cuanto antes fue la Dugges GiuseppIPA. Notas resinosas, a cáscara de naranja y ligeros toques acaramelados ponían ya a tono el paladar. Al final del trago se nota una muy buena redondez con mucha suavidad en el paladar.


Probadas esas dos había y con el fin de poner ticks a cervezas probadas y disfrutadas había que pedir un Tasting Tray. Una opción bastante buena ya que se prueban cinco cervezas por 9 euros. La cantidad a probar unos 20cl. Viendo precios no está mal. Mi Tasting Tray fue por este orden: Einsiedler Schwarz, To Øl By Udder Means, To Øl Fuck Art - This is Advertising, Mikkeller Big Worster y Oud Beersel Jonge Lambik. Vamos una a una.

Hacía tiempo que no probaba una Schwarzbier y la Einsiedler Schwalbe-Bräu Schwarz me agradó tanto que me hubiera pedido una jarra (o un mug hablando nás en propiedad). Una cerveza muy fácil de beber que se ve dominada por sus notas a maltas tostadas, chocolate con leche, ligeramente dulce, muy cremosa y suave en el paladar. La siguió la To Øl By Udder Means (Milk Stout): con espuma densa tostada, cremosa y compacta. Fuertes notas a café y chocolate negro unido a fruta madura. En boca destacan leves notas a café y a maltas asadas a la vez de ciertos matices dolzones que se tornan ligeramente amargos al final del trago.

Continué con otra de la misma casa: la To Øl Fuck Art - This is Advertising una Abt-Quadrupel ligeramente lupulada. [No sé cuántas To Øl llevo este año, muchas. Al final de año me comprometo a hacer un recuento y ponerlo en las estadísticas de cerveza ingerida a lo largo del año. Últimamente llegan muchas cervezas de estos daneses a España y más que me encuentro en algunos de los viajes que he realizado en lo que va de año]. Esta cuádruple se ve dominada por las notas tostadas, caramelo y fruta madura, con un sabor dulce, casi llegando a ser empalagoso con notas a toffe y a caramelo. Más cercana de ser una Barley Wine por el sabor que una cuádruple.

Ya puestos era hora de probar una Barley Wine de verdad, al menos sobre el guión. La Mikkeller Big Worster Barley Wine destaca por notas dulces en nariz y a la vez una leve presencia de lúpulos con carácter frutal. En boca el ligeramente dulce, con buena base maltosa y notas acarameladas. Medianamente densa en el paladar, con notas dulzonas y una alta presencia de alcohol la cual se hace un tanto inapropiada, e incluso molesta. Había que maridar esos más de 17% ABV de alcohol o si no me iba a ser imposible terminar el tasting tray. Un plato de queijo açoreano fue la elección más idónea. Servido sobre un plato de pizarra me encontré una buena cuña de queso tipico de las Islas Azores que fue visto y no visto. En una palabra: delicioso.

Como suelo hacer últimamente me dejo alguna lámbica para el final. Si aquí además la que me ofrecen es de barril la opción es más que fácil. Para terminar hay que acabar por la puerta grande y así es como me decanté por la Oud Beersel Jonge Lambik. Breve resultado: me la esperaba mejor. No obstante hay que decir que tiene un suave sabor ácido, avinagrado, muy fácil de beber e ideal para no inciados en este tipo de cervezas y a la vez con una leve presencia a vino blanco.

Después de todo esto sólo me dio por pensar que en realidad había estado en, no sé si el mejor local cervecero de Portugal, pero sí uno de los mejores que he podido estar ultimamente con una cálida atención, con muy buenas cervezas y un ambiente más que entrañable. Todo gracias a Hugo que fue el que me atendió todo el tiempo y a Carolina y Rui. Sin lugar a dudas todo un "must" en la capital lusa.




Dirección: Praça das Flores, 62
Horario: Martes de 18:00h a 01:00h. Miércoles y jueves de 15:30h a 01:00h
Viernes y sábados de 15:30h a 02:00h. Domingos de 15:30h a 23:30h
Lunes cerrado
Facebook: /cervetecalisboa

domingo, 17 de mayo de 2015

#LaRonda33: La realidad cervecera de tu ciudad

De nuevo un mes más y esta vez es Pau Lupuloadicto el que nos insta a los bloggers cerveceros a opinar sobre un tema, en este caso, de candente actualidad: la realidad cervecera de la ciudad de la que es uno. En mi caso como muchos ya sabéis se trata de Madrid: de la gran ciudad, el centro de todo,...; pero, ¿es oro todo lo que reluce en Madrid?, ¿es acorde el panorama cervecero existente a lo que es la ciudad?, ¿es proporcionado?. Estas y otras preguntas propuestas por Pau en su convocatoria, tendrán cabida en esta entrada.


El pasado.

Aún recuerdo aquellos tiepos no muy lejanos en los que para ir a tomar una cerveza buena tenía que ir a cualquier cervecería, principalmente en el distrito de Bilbao, y escoger entre la carta a una entre las 15-20 cervezas de origen básicamente belga-alemán. Podría decir casi por orden cuáles eran mis preferencias: Salvator, Kostritzer y Belhaven Wee Heavy. Y poco más. 

Aquellas tardes pateando los centros comerciales con el fin de encontrar alguna cerveza que aún no había probado y que horas después después me iba a poner los ojos de media vuelta pensando en la maravillosa compra que había hecho y lo, buena no, busnísima que estaba la cerveza en cuestión. Todo valía.

Y aquellos locales a los que tenía que ir si quería beber una cerveza que no era ni industrial ni de importación (el término de cerveza artesana aún nos quedaba muy lejos, como a unos 600Km de distancia), más o menos siatuados en la zona de la Pza. de Santa Ana con dos brewpubs muy cercanos entre sí.

El pasado reciente.

Creo que más o menos fue allá por el 2011 cuando abrió la primera tienda especializada en su totalidad en cervezas de importación, de nuevo en el distrito de Bilbao. Una tienda en la que fácilmente uno se podía (y puede) encontrarse con más de 200 eferencias. Una gran representación de micros españolas, pero también de paises tan dispares como Sri Lanka o Armenia. Por supuesto ni que contar con Estados Unidos, Holanda, Alemania, Bélgica, Francia, Canadá o los países nórdicos. No cabía duda que el público madrileño estaba ávido de probar nuevas cervezas y no sólo las que ofrecían las cervecerías de la zona. El ëxito que tuvo en su día y actualmente tiene ha hecho posible la aparición de muchas más.

Aparecen los primeros bares-cervecerías en los que se ofrece una buena variedad de cervezas extranjeras. Todos ellos con una buena remesa de grifos, todos rotatorios. La aparición del KeyKeg hizo posible eso. El hecho de no tener que acabar el barril para poder cambiarlo por una cerveza nueva abre todo un abanico de posibilidades de cara al público.

Se suceden los festivales cerveceros. Alguno dentro de la ciudad pero los más importantes y de más repercusión a unos cuentos kilómetros. Al igual que las ferias de cerveza. Hay cervecerías que empiezan a apostar por la cerveza artesana española y así lo ratifica organizando ferias de cerveza dentro del local. Durante un par de días se citan un número de unas 10-12 micros con sus cervezas que a la postre formarán parte del portafolio cervecero ofrecio por la cervecería en cuestión.

El presente.

En cuatro o cinco años hemos podido apreciar cómo el panorama cervecero en Madrid ha crecido exponencialmente. Parece como si nos hubiera costado despertar del letargo en el que estábamos sumidos a diferencia de otras zonas del territorio nacional, pricipalmente Cataluña. Es como si nos miráramos en un espejo, pero en un espejo tal que nos refleje la imagen de lo que fue hace cinco o seis años. Lo que se deduce que Madrid va con mucho retraso en comparación con Cataluña en modo general y con Barcelona en modo particular.

Lo he dicho ya varias veces en alguna de mis entradas. La principal diferencia entre Barcelona y Madrid es que aquellos nos ganan con una de las principales características que figuran "a fuego" en alguno de sus genes: el carácter emprendedor. Un caracter emprendedor que se ve afianzado por el hecho de mirar al Mediterráneo, lo cual hace que la ciudad y sus gentes sean de un carácter más innovador, abierto a nuevas tendencias y modas que se implantan durante más tiempo que en otras zonas pasan más fugazmente. 

No obstante como ya he dicho más arriba está habiendo no un resurgir, como el Ave Fenix de Grimbergen de las entradas blogueras de estos días, ya que no existió anteriormente; pero sí se está copiando un poco la fórmula que comenzó en Cataluña con algunas diferencias. Si en Cataluña lo que predominó (por regla general) inicialmente es la aparición de muchos pequeños elaboradores, algunos de los cuales aún existen y unos pocos de ellos ahora pasan más desapercibidos en comparación a los nuevos que aparecen casi semanalmente. En Madrid hubo una época que aparecieron unos pocos que aún hoy continúan con mayor o menor éxito; pero lo que más a predominado es la aparición de más tiendas cerveceras y la continua apertura de cervecerías (ya lo comento más arriba). Aparte de que otras decanas hayan dado un giro a sus cartas y en vez de ofrecer sólo cerveza de importación ahora también miran a las micros nacionales. 

También hay que decir que el gran Steve  Huxley ha creado escuela y en cambio en Madrid no ha sido hasta hace poco cuando otro grande, Boris de Mesones, el que se ha dejado caer últimamente por la capital, no sólo apadrinando ciertas elaboraciones aquí sino en alguna otra provincia.

Pese a las aperturas de los nuevos locales, las de las tiendas cerveceras, las pocas nuevas elaboraciones, los eventos cerveceros...; creo que no es ni suficiente no está acorde a una ciudad con más de tres millones de habitantes. En concreto y de lo que más se cojea es de eventos cerveceros, llámese feria/festivales. Contacto muy a menudo con gente de Ratebeer los cuales vienen de turismo y un aspecto que hace que se queden sorprendidos es cuando les digo que en Madrid (contando provincia) apenas llegan a cinco los eventos cerveceros a lo largo del año. Es impensable.

Viendo la asistencia de público cuando se celebra algún evento llama más la atención este aspecto. En Madrid hay mercado más que de sobra no para tener una o incluso dos ferias cada fin de semana como ocurre algunas temporadas en Cataluña. Eso sería saturar el mercado e incluso innecesario. Pero sí como para tener una al mes, con cierta constancia y buena oferta de elaboradores. Llamémosle licencias, permisos, cuotas de las aseguradoras o qué sé yo pero sorprende lo mucho que cuesta que haya algo en Madrid y lo poco que cuesta, no ya en Cataluña, sino también en otras zonas en las que se unen unos cuantos que lesliga la cerveza y montan un sarao.

El futuro inmediato.

Bien poco va a variar, pienso yo. Si bien es cierto que se van a seguir abriendo nuevos locales (mirándolo desde el más purooptimismo), no creo que haya un punto de inflexión a corto plazo en el que digamos: "Vale, en este año vamos a tener 5 ferias más con respecto al año pasado, y encima van a tener continuidad en el tiempo". Si acaso todo será más progresivo, muy lentamente. Esta faceta no se va a contagiar del ritmo frenético de Madrid.

Hace cosa de dos semanas me enteré gracias a sus protagonistas que va a aparecer una nueva micro en la ciudad de Madrid en la que la comida jugará un papel importante. Luego hay rumores que una conocida marca escocesa va a abrir un local franquicia en la ciudad de Madrid. Y otros proyectos... 

Todo es poco para una ciudad que ofrece muchas posibilidades dentro de este campo.


lunes, 11 de mayo de 2015

Bares qué lugares. La Fine Mousse. París #4

Si habéis leído la anterior entrada referente a Les Trois 8 ya os comenté que éste se encontraba muy cerca de la parada de metro de Menilmontant. Pues bien, La Fine Mousse se encuentra cercano a la misma estación de metro pero en el sentido opuesto. El bar se encuentra haciendo esquina entre las calles de Passage de Ménilmontant y la Avenue Jean Aicard. Justo enfrente del local está situado el restaurante con el mismo nombre y que cuenta con 10 grifos. La visita al mismo es una cuenta pendiente para mi próximo viaje a París de aquí a poco más de un mes vista.


Veinte son, por otra parte, los grifos con los que cuenta el bar, todos ellos puestos en hilera sobre la pared. La barra es muy amplia si bien tiene dos zonas más bien diferenciadas; una la que queda justo enfrente de la barra y en donde hay complicaciones con las estrecheces si hay saturación de gente y otra zona más amplia desde se divisan de igual forma todos los grifos, si bien no se tiene la pizarra con las cervezas escritas a la vista pero eso lo suplen con un papel impreso en donde ponen cada grifo lo que tiene y una brevísima descripción organoléptica junto al estilo, la graduación y el precio. La siguiente foto está tomada desde esta última zona.




Entre los grifos hay gran predominio de cervezas de micros francesas pero también uno se puede encontrar con alguna sorpresa que la hacen alegrar más la vista si cabe. Tal es el caso de ver una Black Damnation II Mocha Bomb o una Cantillon Gueuze. Pero empecemos desde el principio para no perder comba.

Nada más divisar la pizarra uno se siente como sin saber qué elegir para comenzar ya que para finalizar lo tengo claro: cualquier de las dos cervezas nombradas en el párrafo anterior. Pido recomendación. Y la primera que me aconsejan es la Get Radical Wollt ihr das Bett in Flammen Sehen. Me sorprendió el nombre: igual que una canción de uno de mis grupos preferidos: Rammstein. La cerveza es elaborada por los parisinos Get Radical en las instalaciones de Corrézienne (región Lemosín), notas a lúpulos florales, muy maltosa con leves notas cítricas y buen amargor final. A esta Imperial IPA le siguió una Biere de Garde, si empezaba fuerte desde el principio la cosa iba a acabar mal. La elegida para la ocasión fue la La Vallée de Chevreuse Volcelest Blonde (región de Île-de-France), leve amargor, notas herbales y cierta sequedad en boca al final del trago.

L’Agrivoise Vue sur l’Amer
No termino de tomar la medida de las Biere de Garde así es no tuve más remedio que volver a las andadas y decantarme por la L’Agrivoise Vue sur l’Amer (región Ródano-Alpes), una IPA que me encantó y que a la postre junto a la primera cerveza que me tomé allí fue de mis preferidas en cuanto a micros francesas se refiere y de cuantas ofertaba el local. Es una cerveza cobriza con matices cítricos, resinas y levemente notas a caramelo, muy refrescante y cierta cremosidad final.

La cuarta del plantel fue una Saison, un estilo que también me cuesta. La cerveza: Thiriez Etoile Du Nord (región Nord-Pas-de-Calais). A pesar que mis gustos aún no se han decantado por estas cervezas me agradó bastante; y es que las notas cítricas, unidas a matices de miga de pan y ligeramente dulce con leve maltosidad fueron ideales para abrir boca y disfrutar de un buen plato de quesos franceses.


Para acabar con las micros francesas que ofrecía La Fine Mousse que no había probado me tuve que decantar con la La Vallée du Giffre Robust Porter (región Ródano-Alpes) la cual maridé con una riquísima bandeja de quesos típicos franceses. En cuanto a la cerveza he de decir que tiene una alta presencia a café, con matices a vermuth y maltas asadas. Muy curiosa esa mezcla de matices que la hacían muy fácil de beber. En cuanto a los quesos. Este alimento ya de por sí, en todas sus variantes creo que es una de las comidas que mayor placer culinario me aporta. Los de esta bandeja no iban a ser menos, sencillamente espectaculares. Los tres en cuestión son el Tomme de Savoie; riquísimo en el que se notaba muy claramente su elaboración a partir de leche cruda; Comté con 18 meses de maduración, muy bueno y con mucho carácter en boca; y el Tomme de Chèvre fuerte y con bastante cremosidad.

La gran traca final vino después. No podía pasar por alto la Struise Black Damnation II - Mocha Bomb y además me parecía ideal para terminar tan insigne tarde-noche. Sus notas en nariz a fruta madura, maltas tostadas y barrica; y en boca leve dulzor, fuerte presencia a café y chocolate negro, ciruelas maduras y pasas hicieron que disfrutara sobremanera de esta cerveza. De nuevo Struise no me dejaba indiferente y es que con cualquiera de las Black Damnation es difícil.

A todo esto como no entablar un poco de conversación con Remy que estaba detrás de la barra; hablando del panorama microcervecero y otros temas. Remy me dijo que si quería alguna otra más que corría a su cargo. No dudé ni un momento y me decanté por la Cantillon Gueuze Bio que la tenía pinchada en barril. Una cerveza de la que ya se ha dicho todo y de la que todo que se diga es poco. Ideal para terminar la jornada y mantener el listón tan alto como me habían dicho sobre este local. En definitiva el mejor que visité durante mi estancia en París en aquellos diez días.

Dirección: 6 Avenue Jean Aicard - 75011 Paris
Horario Bar:  Lunes a domingo de 1700h a 0200h
Teléfono: +33 (0)9 80 45 94 64
Facebook: /lafinemousse

martes, 5 de mayo de 2015

Un hotel en el que te dan la lata para dormir

Uno de los sitios más extravagantes o cuando menos curioso que uno puede encontrar para dormir unas noches en medio de Dinamarca es este hotel llamado Can Sleep Hotel. Está situado a orillas del lago Skanderborg muy cerca de Aarhus.


Si por algo llama la atención este hotel es porque sus habitaciones son réplicas de latas de cerveza del grupo Royal Unibrew (el segundo grupo cervecero en Dinamarca) que abre sus puertas tan solo una vez al año y en el que sus habitaciones se asignan por sorteo dentro de los eventos que surgen en torno al festival de música Smukfest. Los afortunados y asistentes al festival pueden decir que han dormido en una lata de cerveza; los que aún yendo al festival no consiguen alojamiento, éste lo tienen disponible al lado del lago.


Las dimensiones de cada habitación aunque modestas están muy bien aprovechadas. Cada lata tiene unos 2.20m de diámetro y unos 3.75 de altura y dan cabida a dos personas en sus dos plantas. La de abajo está compuesta por un salón y un minibar en el que diariamente la cerveza consumida es reemplazada. En la de arriba, desde la cual se accede por medio de una escalera, se compone de una cama doble con vistas por medio de una claraboya.


El hotel lo componen un total de 121 habitaciones-lata a un coste de unos 3500DKK (469€) cada noche. Por otro lado las habitaciones están dispuestas a modo de six-packs como los que podemos encontrar en cualquier supermercado.


Ya sabéis una opción de alojamiento de Dinamarca; eso sí, hay que tener suerte para poder alojarse en estas latas pero después de ello podréis presumir de haber vivido una experiencia seguramente única.