Hace una semana se puso en contacto conmigo Arve, de Noruega, el cual me comentó que iba a pasar unos días por Madrid junto a otros colegas cerveceros y me preguntaba a ver si le podía atesorar sobre qué sitios visitar para tomar buenas cervezas y si yo quería hacer de anfitrión de tal visita. La cosa me animó bastante y rápidamente le hice una ruta cervecera, de los sitios que son de obligada visita, a saber, la Zona Cero de la cerveza en Madrid, la zona de Bilbao, en donde se pueden encontrar los locales: L'Europe, Oldenburg I, Oldenburg II, La Casa de la Cerveza, Kloster, El Duende de la Cerveza; y otros lugares que si bien están ya apartados de esta zona no hay que dejárselos atrás: Irreale, El Estribo (todo un templo cervecero), Cervecería Tomás, Baden Baden, etc.
Así es que con todo este panorama es como quedamos en la tarde del jueves en la cervecería La Casa de la Cerveza. Arve tenía predilección por este local ya que, según le comenté previamente, en él podía obtener cervezas de países que él no había probado, como Bolivia, Uruguay, Perú, República Dominicana, Ecuador. Si a esto le añades que le llevé como obsequio una cerveza de la colombiana Club Colombia, en nada de rato se iba a hacer con 6 países nuevos en cuestión de cerveza probada. Él tampoco dejó nada al azar y me obsequió con un pack de botes de cerveza de la noruega Ringnes Extra Gold que compró en el aeropuerto. Me hubiera traído más diferentes pero el hecho de viajar con Ryanair y los problemas que siempre ponen con el sobrepeso le cortó un poco.
En La Casa de la Cerveza cayeron unas cuantas. Por mi parte una Sanwald Weizen Dunkel, una Rosita con Avellanas, una Left Hand Juju Ginger y una Cusqueña Negra. Los noruegos se decantaron como ya digo a probar nuevos países, la Presidente, la Pilsener de Ecuador, la Cristal de Perú, la Pilsen de Uruguay, la Paceña Centenario, Left Hand Milk Stout, etc, etc. Compartimos las cervezas con el fin de llevarnos al paladar todo un repertorio, y por qué no, batiburrillo, de diferentes sabores, aromas, etc, de los que cada uno de nosotros expresaba su opinión y las escribiamos escrupulosamente en nuestros teléfonos o bloc de notas.
No sé quién se tambaleaba más, si el camarero o nosotros... |
La cena |
En el Kloster y en las últimas horas |
Enhorabuena por la velada, compañero! Y que sean muchas más!! Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias, la verdad es que valió mucho la pena. a ver si hay oportunidad de repetirla pues Arve suele venir por estas latitudes de vez en cuando...
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