Con la visita a El Lúpulo Feroz aquel fin de semana de mayo dimos por concluidas nuestras visitas cerveceras en la capital del Principado de Asturias. Desde que llegamos tal que un jueves por la tarde no habíamos parado. De camino a Oviedo paramos por la micro/brewpub Curuxera y ya allí en nuestro destino visitas a Cá Beleño, Cimmeria y ahora por último El Lúpulo Feroz.
El Lúpulo Feroz está situado en la calle Ildefonso Sánchez del Río, 8 a unos 15 minutos andando desde nuestro anterior destino Cervecería Cimmeria. Está situado en una zona más tranquila que las bulliciosas calles céntricas o al menos eso me pareció a mi a las horas en que estaba por aquella zona; muy cercano a la Universidad de Oviedo.
Aquel día cuando entramos no estaban ni Andrés ni Vanessa. Llegaron después pero durante nuestra espera, corta, pude disfrutar de la cantidad de cervezas en botella que disponían. Ante nosotros se mostraban siete neveras con las puertas transparentes en donde se veían innumerables botellas de cerveza. No recuerdo qué era lo que ese día tenían pinchado en los grifos pero me decanté por una botella. No fue precisamente fácil escoger una ante la ingente cantidad de botellas pero mi elección se fue hacia una Les Trois Mousquetaires S.S. Kellerbier, no es de lo mejor que he probado de dicha cervecera pero no cabe duda que a esas horas de la tarde y la temperatura que hacía la cerveza entraba sola. Eva, mi mujer, se declinó por una Alvinne Morpheus Wild, cómo no..., buenísima, con notas a frutos rojos, azúcar y madera quemada junto a ese toque distintivo de la levadura Morpheus.
Vista general |
Difícil qué escoger... |
Para la segunda ronda había que meter algo más intenso en la boca una vez apaciguada ya la sed. Una Revelation Cat Bombay Cat Black Double IPA fue la elegida, con notas a maltas asadas, regaliz y granos de café que a pesar de su amargor es muy fácil de beber. Aparte mi mujer se decantó esta vez por una vieja conocida y que nunca defrauda: la Boon Oude Geuze à l'Ancienne.
La segunda ronda |
A esto ya llegaron Andrés y Vanessa que habían estado, como yo suelo decir, de "japoneseo" seguramente por algún pueblecito de la provincia. Nos presentamos, aunque ya tenían nuestras "credenciales" gracias a David de Cimmeria. Gratas conversaciones se desarrollaron mientras corría la cerveza. Nos contaron algunas anécdotas del local: del arte de Vanessa de diseñar posavasos o etiquetas de las cervezas que se habían servido en grifo en el transcurso del año, todos los cuales estaban pinchados en un tablón de corcho, de haber pinchado a la vez todas las Amager correspondientes a la "The Sinner Series". Todo un hito. Creí leer por algún lado que en el BBF del 2014 se pudieron disfrutar de las siete cervezas a la vez, la segunda ocasión que ocurría. La tercera vez ya sabéis dónde: en el El Lúpulo Feroz.
Llegó un momento en el que Andrés me cogió del brazo y me dijo, vente a ver qué tomamos. Nos dirigimos a las neveras del fondo donde estaban mis querídísimas noruegas y danesas. No fue fácil la elección. De hecho nos sentamos (literal) frente a las neveras y tras una breve charla sin dejar muy claro cuál íbamos a coger nos decantamos primero por una Nøgne Ø Sunturnbrew. No soy muy dado al estilo de las cervezas ahumadas pero he de decir que esta me encantó especialmente. Todo fuera por la compañía, la situación, la conversación o una amalgama de todo. Como segunda opción (no recuerdo bien quién elegió una u otra) estuvo la Amager Hr. Frederiksen. Cerveza que ya la había probado previamente y con la que ese día disfruté más aún si cabe.
Una Impresionante IStout como colofón final |
Por supuesto, no quiero olvidarme, muchas gracias Vanessa y Andrés por hacernos pasar una tarde-noche espectacular en tan excelente compañía y con tan geniales cervezas. Sin duda que volveremos a vernos. Por cierto, el cachopo del sitio que nos recomendásteis y los chipirones a la plancha... brutales ;-)